Hace 80 años un grupo de vecinos fundaba un Club Deportivo. Ubicado en el extremo norte de aquella “rural” capital de la provincia. Eligieron el nombre del equipo que nació gracias a Lorenzo Massa, un sacerdote salesiano, hijo de inmigrantes italianos.
Pero aquellos vecinos fundaban su club recogiendo la “bandera” de aquel Deportivo Calchaquí.
No entendemos el presente sin mirar el pasado. Por eso regresamos a esa primavera del 45, desde el documento y memoria familiar vargueña de pura cepa.
La tarde del martes 6 de octubre de 1945 vecinos del barrio Vargas salen de sus hogares hasta “lo de Leandro Villafañe”. Van decididos a cubrir una necesidad imperiosa. La de organizar una institución deportiva. Que reemplace al desaparecido Calchaquí, que dejo al barrio sin representante en la Liga Riojana de Futbol. Pero también para soñar, nuevamente, con una nueva historia.
“Bicolor que yo llevo en mis venas, azulgrana es la insignia triunfal, ellos forman con brillo un emblema, de nobleza esperanza y amor” cantaban los muchachos, al ritmo de pala, azada y riegos. Se sentían hinchas de San Lorenzo de Almagro. Seguían sus noticias en “La Rioja. Diario de la tarde”. Desde 1923 había ganado sus primeros 5 títulos. Al año de la fundación del Club en Vargas, el equipo de Almagro obtendrá su sexta estrella.
VECINOS, SOMOS “DEFENSORES DE SAN LORENZO DE ALMAGRO”
El viernes 5 de octubre de 1945, un día antes de la primera Asamblea, “La Rioja. Diario de la tarde”, informa en su tapa: “El gobierno de la provincia reclamo al C. de Educación la devolución de aportes omitidos”, “Ecos de la visita a Chilecito del Inspector Lanzillotto”, “El interventor federal visito Chañar y Chamical”, “Fue inaugurada la Av. J. F. Quiroga”.
Con mucha expectativa a las siete de la tarde se inicia la Asamblea General. Inmediatamente tratan la conveniencia de formar un Club Deportivo “fub-bolistico”. Nicolás Nievas hace de secretario. Le pone palabras al comienzo de esta historia: “Vecinos, hay que aunar esfuerzos. Juntarnos y dar comienzo a esta organización. Mantenerla en el tiempo”. Pide la palabra José Antonio de la Vega y agrega: “Todos debemos estar dispuestos a llevar adelante esta empresa sin reparar en los inconvenientes que puedan presentarse en el camino a recorrer. Amigos, seamos conscientes que “nuevo organismo viene a llenar una sentida necesidad en el Barrio de Vargas”, concluyo ante el aplauso de los presentes.
Se propone el nombre para el nuevo Club: Defensores de San Lorenzo de Almagro. Nuevamente, los presentes, hacen hurras y vivas.
Inmediatamente, el dueño de casa, propone para Presidente al señor José Antonio de la Vega. Villafañe, fundamente su moción: “cuenta con antecedentes morales y entusiasmo para llevar a delante una obra de esta naturaleza”. Todos los presentes aprueban la moción. En la siguiente Asamblea se nombrará como Presidente Honorario a Francisco Villafañe.
“Señores -interviene de la Vega- desde este momento y con esta fecha queda formalmente fundado el Club Defensores de San Lorenzo de Almagro”. Por último, el señor Juan Barros propone: “La forma más conveniente, de seguir adelante, es invitar a todos los vecinos de Vargas y a aquellos que, aunque no sean del barrio, se puedan hacer socios”.
Antes del final de esta primera reunión, falta algo fundamental en esta historia. El primer equipo de futbol del flamante Club del barrio de Vargas. Con renovado entusiasmo se proponen nombres. Muchos de ellos están presentes como socios e integrantes de la Comisión Directiva. Por fin sale el primer equipo de la historia con la azulgrana en el pecho: Luis Rearte en el arco. Los backs Ignacio Asís y Andrés Amaya. Los medios, Carlos Barros; Carlos Figueroa y Alberto Olmedo.
Quinteto delantero: Eladio Quinteros; Pedro Moreno; Máximo Vergara; Cándido Ramírez y Nicolás Nievas.
Serán los nombres y raíz de una identidad futbolística que heredarán generaciones enteras.
El miércoles 10 de octubre, la tapa del Diario La Rioja, anticipa un hecho que “decantará” en historia: Renuncio el Vicepresidente de la Nación Coronel Juan Domingo Perón”
LOS CABRERA, ENTRE ITALIA y AIMOGASTA: VARGAS
Alicia de Cabrera. Vargueña. Hija de Lorenzo Toro y Rosa Grillete, uno de las tantas familias inmigrantes que se asentaron en Vargas: “Mi familia vino de Italia en 1913 y vivió en lo que hoy es la esquina de Alem y Juramento. Yo nací en 1938 y viví allí, mientras mis padres hacían la casa donde hoy es la Comisaría 2°. Allí fuimos años después. Luego me vengo a vivir a esta casa actual”. Siempre sobre la actual avenida Alem.
Es madre de 8 hijos -5 mujeres y 3 varones-, algunos talentosos deportistas del club del barrio. Su compañero de vida fue Lorenzo Leonado Cabrera. Que llego desde Bañado de los Pantanos con un bolso y el noble oficio carpintero. Desde sus horas de empleo fabril, creo formas de “pan y chocolate”. Creo juguetes para la sonrisa de los hijos. Puso el cuerpo por la camiseta del barrio.
“Quedé viuda a los 33 años –cuenta Alicia- con 8 hijos y así salí adelante. Con una “tablita”- dice entre risas-, por eso así salieron bien”.
“Mi padre- recuerda Ana Cabrera- trabajaba en la fábrica de aceitunas que estaba aquí cerquita de casa. Allí hacía mil cajones de madera para las aceitunas que enviaban a Buenos Aires”.
“En la casa tenía su taller y en la fábrica tenía su carpintería con todas las maquinarias”. Ana recuerda los juguetes: “Para los reyes, mi padre, nos hacía perezosas. Reposeras chiquitas. También, hizo la primera guitarra en su carpintería con madera de sauce”.
“Nos hacía camiones de madera. Ahí lo poníamos a Cacho y lo tirábamos por todos lados. Le decíamos que nos haga un trompo y ahí nomás nos hacía, a nosotros y a los chicos del barrio”.
Alicia, con 88 años, guarda recuerdos de aquel Vargas de principios del siglo XX: “en el rio Tajamar empezaba la calle ancha. Todo eran fincas de cítricos y olivos. También había varios tambos, como el de mi padre, el de los Parco y otros. En las fincas se cosechaba de todo: tomates, morrones, berenjenas, zapallos. Verduras que algunos, como los Soria, enviaban al hijo que estudiaba en Buenos Ares. El agua de riego, por acequias, venía desde el canal –hoy avenida Ramírez- y el estanque de los Catalán, familia que tenía fincas de olivos”.
Entre la actual geografía urbana, aparecen más recuerdos. Donde hoy es el ISAE Alicia vio, y probo, las mandarinas más ricas de la ciudad: “allí era la finca de Longo, que tenía las mejores mandarinas”. Pero Alicia también recuerda otras: “más aquí estaban las mandarinas de los Giuliano, también italianos, frente al hoy Club Banco Rioja. Más abajo estaban los Palermo y los Parco, otros italianos”. “También estaban los Molina Torres, Guimaraes, Pazo, Mercado, los Montaperto”.
Vargas, con sus fincas y tambos, era un vergel.
El 18 de octubre de 1945, en el Acta 3, el secretario “informa a la Comisión Directiva sobre lo ocurrido en el entrenamiento del día 14 del corriente. La disciplina debe imperar por sobre todas las cosas “¡Hay ciertos actos que no permitiremos en nuestra institución!”, exclama Nicolás Nievas.
“En el Club no escuchabas una puteada” –recuerda Luis Saquilan, excelente zaguero, Campeón en 1994-. “Ya de cuando veníamos- continua- con Esteban Varón a jugar en el Baby futbol, eso se respetaba a rajatabla. Nos formó”.
El 30 de junio de 1947 se realiza la 60° Asamblea del Club. La reunión tiene carácter urgente: el fallecimiento de Mauro Vergara, vecino de la comunidad y “amigo predilecto de nuestra institución y de vieja raigambre en nuestro barrio” expresa, el secretario, Nicolás Nievas. Continua: “nuestra institución, seno de la juventud de este barrio, estuvo siempre en las causas nobles y justas de manera, por ello no estará ausente en esta ocasión y, por el contrario, se habrían de estudiar más las familias (…) No es posible que permanezcamos indiferentes y si es, concebible, la materialización de un acto demostrativo de profundo sentimiento. Ese acto, será la concurrencia de nuestro club, portadora, de una significativa palma con nuestros colores (…) nuestros valores rutilantes del deporte.
Es imprescindible el aporte material –dijo- (…) de los socios dentro de sus posibilidades económicas (…) sin escatimar esfuerzos”.
Socios-jugadores y dirigentes, acuerdan ir a la Estación del ferrocarril a esperar los restos de Mauro Vergara.
Alicia vuelve su memoria a “Deportivo Calchaquí”. Su padre, Lorenzo Toro, apelaba a una “rigurosa” concentración en pos de triunfo y honor: “Cuando los muchachos estaban por jugar los partidos, el nono, cuando llegaba la noche, los encerraba en el sótano de nuestra casa para que no tomen y jueguen bien al otro día. Cuando salían de farra, perdían”.
Alicia trae un recuerdo de un dato perdido en la historia del deporte riojano: “Jorge Toro, mi hermano de corazón –le decían “Gino”- se recibió de médico en Buenos Aires y se quedó ahí. Es único hijo varón. Pero antes de irse a Buenos Aires fue jugador de básquet. Jugaba con Julio Florencio Chazarreta. Después mi padre lo manda a estudiar con la plata de juntaba vendiendo leche del tambo”.
Mi padre Lorenzo Toro vino en 1913, con oficio de zapatero y soldador. También tuvo un almacén de ramos generales”.
Jorge Toro, junto a él “Hormiga” Páez, fueron los únicos dos riojanos en la Delegación Olímpica Argentina en Londres. “Gino” como médico de la delegación y el “Hormiga” como suplente de Pascual Pérez –oro olímpico-.
Aquel medico de Vargas, fue uno de los principales integrantes de la Comisión Argentina de Básquet. Lo testimonia una fotografía con Perón y Evita. “En el viaje- continua Alicia- se enferma el boxeador Cirilo Gil y ahí nomás, en el barco, mi hermano “Gino” lo tuvo que operar de apéndice”.
Silvia Cabrera, docente jubilada. Casada con Luis Corzo, ex jugador y dirigente de San Lorenzo. Padres de ángeles en cielo vargueño. Organiza su memoria como clase: “Siempre le preguntaba al nono sobre su apellido. Si era así-Toro- en italiano. Y él me decía que se llamaba ¡Lorenzo!¡Lorenzo!, porque en migraciones, cuando llego, le querían poner Renzo”.
“Nuestra familia lleva el deporte en la sangre, aunque yo no jugué a nada –continua Silvia entre risas-. Nuestro padre –Lorenzo Leonardo-sí. Muchas veces salió campeón de bochas”.
El primer Cabrera que vistió la casaca de San Lorenzo de Vargas. “Jugo, pero poco tiempo porque se quebró una pierna, que era como si hoy te rompas los ligamentos cruzados sin operación. No jugas más” agrega “Leo” Cabrera, otro vástago-excelente jugador de la familia. Continua: “siempre estuvo más en el Olivos Bochín Club con las bochas”. León muestra una fotografía-cuadro- de su padre recibiendo, junto a Héctor Santillán y Pedro D’Alessandro, un primer premio.
“Por eso nuestra vida familiar era entre San Lorenzo y Olivos Bochin Club. Esos campeonatos eran hasta la madrugada. Acompañábamos a mi papá. Él, para que descanse mamá, nos llevaba. Íbamos Ana, Cacho, Mirta y yo. Volvíamos cansados y felices”, recuerda Silvia.
CUÁNDO EL BASQUET LLEGO AL CLUB Y LO CLAVE DE UNA ESCUELA
En octubre de 1918 se inaugura la primera escuela primaria del barrio de Vargas. Escuela N° 54, siendo Bersabé Luna su primera directora. En los años del gobierno radical, con una obra-muestra- del primer proyecto popular en la argentina. Encabezado por don Hipólito Irigoyen junto a un Vicepresidente riojano: Pelagio Baltazar Luna. Ante la resistencia política de los conservadores, el gobierno nacional interviene la provincia. Después de décadas obliga, por primera vez, a celebrar elecciones limpias. De esa manera surge el primer gobernador radical de la provincia: Benjamín Rincón.
El club avanzaba con mucho trabajo. También gestión. En la Asamblea del 29 de abril de 1947 el secretario da lectura a “una nota enviada por el Ministerio de Gobierno e Instrucción Pública la cual tiene por objeto hacer entrega al Club de 200$ por fomentar el basket-Ball riojano en la institución.” Lleva la firma del Ministro de Gobierno de Instrucción Pública señor Ángel Carrizo.
Ana nació en 1960 y fue jugadora de básquet de San Lorenzo desde muy pequeña: “En la escuela 54 teníamos de profesora de básquet a la señorita Blanca Molina que nos daba educación física en el Club. Ahí comencé a jugar, de base. La Dirección de Deportes de la Provincia, ponía profesores “satélites” en los clubes: “Pinganilla” Andrada, “Trucha” Mercado, al “Pelado” Basso, Jorge Aredes. Como San Lorenzo no estaba afiliado a la Asociación Riojana, jugábamos torneos en la DARD.
Jugué con Lucí Gómez, las chicas Almonacid. “Tona” Reynoso”, Maricel Santillán, Ada Lucero, todas chicas de Vargas.
“Como no jugábamos en la liga, algunos profesores del centro – Amancay, Juventud, Riojano, Facundo- buscaban jugadoras en clubes como San Lorenzo. Voy a Amancay por las chicas que me preguntan y don Alfonso Rearte, presidente de San Lorenzo, les dice que no. Que tenían que poner plata para llevarme –risas-. Era un adelantado don Rearte cobrando derecho de formación…”
Ya en la Asamblea del 4 de febrero de 1947 se da lectura a un grato ofrecimiento de una institución educativa de la ciudad. El Colegio Nacional le ofrece al nuevo Club de Vargas, unos aros de Basket-Ball de la escuela. Los presentes saludan con un aplauso este gesto.
Una prueba del apoyo que, entre instituciones, se iba dando en aquellos años.
Ana Cabrera será la primera jugadora del básquet de San Lorenzo en una Selección Riojana.
“El club era un circuito deportivo -prosigue Ana-: jugabas al básquet y más allá estaban jugando a las bochas, a donde nos llevaban a ver. Más allá, chicos jugando al futbol. Después de nosotras venían los varones a jugar al básquet. Con ellos nos hacían jugar para exigirnos.”
Otros clubes se interesan en contar con la armadora de Vargas. También su llegada a la Selección: “Después de jugar dos años en Amancay, con 15 años, me eligen para la Selección Juvenil de La Rioja. Jugaba la hija del “Chano” Zalazar, Titina Avellaneda, que eran de Juventud. Recuerdo un argentino en Banfield desfilando por sus calles”.
Ana recuerda a una formadora de aquel básquet femenino: “Noelia Vasino decía por fin una jugadora de Amancay en la Selección. Pero la formo San Lorenzo. Vasino fue jugadora de Boca Juniors, dirigía la Selección y llego a La Rioja como profesora de educación física. Era una excelente técnica”.
Ana recuerda algunos nombres claves de aquel básquet de mujeres: “Para mí, las jugadoras extraordinarias fueron Liliana Zalazar, Patricia García, y Titi Avellaneda. También Alba Fuentes de Amancay. Después, todavía jugaba una camada más grande: “Nenecha” Dalbano, la “Pocha” Chieza.”
“HAY TODA UNA ARTICULACION SOLIDARIA ENTRE LAS INSTITUCIONES DEL BARRIO”
1947 será el año de la primera participación de San Lorenzo de Vargas en un torneo de la Liga Riojana. Como la mayoría, afiliado desde la Segunda División de Ascenso. En la Asamblea del 9 de septiembre de ese año se resalta la importancia del próximo partido. “Muchachos”, expresa la Comisión, “se viene Andino, el más fuerte de los rivales”.
Es tanta la preocupación por el partido, que el Presidente y el Vice hacen “un llamado de atención a los jugadores presentes y por intermedio de estos a los ausentes, para el mantenimiento de su buen estado físico y atlético”. También, inmediatamente, el señor Secretario “redacta una carta a los señores Fernández y Pedro Moreno, centro forwads y wing derecho respectivamente, para que estén presentes el día del partido”.
A continuación, el Presidente propone de realizar un festival para recolectar fondos porque la institución está ya con muy poco efectivo en caja”. Se fija el día “4 de octubre del año en curso”, para su realización.
Se reparten tareas: el prosecretario deberá entrevistar al señor Carballo, director de la Orquesta Renacimiento, para solicitarle” presupuesto. Además, por su intermedio, ver el tema de “los equipos amplificadores de Paredes Hermanos”. Además “se aprueba el croquis mencionado por el secretario Nievas y proyección de la instalación eléctrica, en la pista de baile, por el prosecretario Ramón Gachón. Analizando “dicho proyecto un sector de la Asamblea hace la moción de construir una cancha de Basket ball (…).”
El 2 de octubre, dos días antes de la realización del baile, se ultiman todos los detalles del festival: “que el señor Brizuela traería el número de 40 cajones de cerveza Blanca, 10 de cerveza Negra, 10 cajones de Naranja Cruhs, 1 cajón de Vermout, 1 de Sidra y del sur, Juan Carlos Medina 30 cajones de Cerveza Blanca” También se encargan caramelos, pastillas y tortas.
Finalmente, todos aprueban la moción de invitar a todo el barrio y algunos que no fueran del mismo también.
La pista regada espera.
“Esa conexión de las instituciones -continua Silvia Cabrera-, en Vargas, se dio porque la escuela 54 te llevaba hasta San Lorenzo para hacer educación física.
Después del terremoto de Caucete, la escuela se deteriora. Entonces un grupo tuvimos clases en el Estadio de Vargas y otro en el club.
También, mientras se construía la Capilla de Lujan íbamos a catequesis en la escuela, club y también en el estadio. Entonces se generaba toda una articulación solidaria entre instituciones del barrio. Algo que está reflejado en el mismo Estatuto de San Lorenzo. Dice que, si el club se disuelve, el predio con sus instalaciones pasa a propiedad de la escuela y la capilla.
Todas aquellas que no estábamos en los equipos del club, éramos parte del grupo que hacia beneficios para comprar la ropa de futbol y básquet. Además, cuando llegaba diciembre, enero y febrero, arrancaban los bailes. En carnaval estábamos horas poniendo el talco en las bolsitas para la noche”.
En el calor de enero de 1947 se viene el partido con San Francisco en la Cancha Nacional. El equipo pretende intensificar los entrenamientos, pero surge un imprevisto importante: “el señor Andrés Amaya, actual capitán del equipo de Primera División, informa a la Comisión que hace falta una pelota de foot-ball”.
El sábado 9 de mayo de 1987 Leonardo Cabrera debuta en la Primera División de San Lorenzo de Vargas. Un talentoso marcador central –después 5-. Antítesis de revolear la pelota. Como aprendió cabeza, siempre, levantada y a ras del piso. Poco tiempo le llevará transformarse en un verdadero referente: “En el 86 jugaba en tercera –comienza Leo- y el técnico me quería hacer debutar, pero no tenía firma. Mi madre no me quería firmar. Recién al otro año mi madre firma y así puedo debutar en campeonato del 87”.
“Leo” debuta, en el estadio de Vargas, contra el Club Atlético Independiente. “Voy al banco y justo a los pocos minutos se lesiona Castro. El técnico era Araya, un mendocino”. A ese momento lo refleja “El Independiente”: “A los 24 minutos se lesiono Castro y fue reemplazo por Leonardo Cabrera, y pese a que esta circunstancia no influyo en el andamiaje de los Varguenses, el equipo se fue quedando (…)”. Sobre la hora, a los 89 minutos, Independiente empato con gol de J. Lezcano.
En la segunda fecha regresa Castro y Leo no ingresa. En la tercera fecha, con Castro ahora expulsado, entra nuevamente leo. “Después fui al banco dos partidos y después no salí más”. Formaran parte de los primeros tres años en el club. “Juego en el club hasta el 90 cuando paso un año a “Tesho”, para después volver y para seguir jugando en San Lorenzo la mayor parte de mis años en el futbol”.
Leo recuerda como su mejor época aquellos viejos regionales reconvertidos, en los 90, como Torneos del Interior: “Ahí vos te cruzabas con equipos prácticamente profesionales. De jugadores con experiencia en la Primera del futbol argentino-.
“En el 93, juego la primera ronda para Juventud Independiente de Villa Unión –algo que fue una proeza para el pueblo- donde enfrentamos a Racing del 4 de junio, que nos elimina. Ahí Marcos me convoca como refuerzo de Racing para las ruedas siguientes, donde nos tocó una zona de grandes equipos: San Martin del Bañado de Catamarca, un año antes había perdido con Chacarita la semifinal al Nacional B, General Paz Juniors de Córdoba, San Martin de San Juan, Godoy Cruz -ese año asciende al Nacional B-. Con ellos en La Rioja empatamos 0 a 0 y en Mendoza perdemos 3 a 0”.
Gran parte de los 90 encontraran a San Lorenzo peleando títulos. Subcampeón en 1990 –Rioja fue el campeón-, será campeón en 1994 y 1996 de la mano de Leo como uno de sus capitanes. Con un interesante presupuesto, para nuestra plaza, San Lorenzo tendrá, sin embargo, una participación regular en el Torneo del Interior de esos años.
“Esos años, en los campeonatos de la Liga, tuvimos como técnico al “Cordero” Fernández. Fue una persona muy importante para nosotros. Sabía y te enseñaba contantemente en los entrenamientos. Algo que nosotros no estábamos acostumbrados, porque paraba el juego a cada rato y te indicaba mucho. Ubicaba. Después te dabas cuenta que te servía un montón.”
DEL BANDONEON DE ROJA AL “CACHO” CABRERA
El 31 de octubre de 1945 se realiza la Asamblea número 5. El secretario Nicolás Nievas explica la situación de necesidad “financiera” del club. Aceptan la propuesta del Señor Tomas Rojas: rifar un bandoneón de su propiedad. Con la condición –continua el secretario- de que al mencionado señor se le haga parte con la cantidad de doscientos ($200)”. Para ello se ponen a la venta 300 números “constituyendo el número de la rifa en entrada al mismo tiempo, ya que, para ser sorteado el citado Bandoneón, habrá que hacerlo en un baile, del cual se piensa obtener un beneficio del bufet que engrosará los fondos del club”.
“De San Lorenzo –recuerda Alicia- me dicen, señora lo van a venir a buscar a Chachito desde Mendoza. Y al poco tiempo viene don Gutiérrez que lo lleva para Independiente Rivadavia”.
En la mesa familiar están las fotos del mayor de los varones. Una del 86 compartiendo equipo con Oscar Vaporaki. También un cuadro con “Cacho” como capitán, en un plantel de varios con pasado en el futbol de AFA: Darío Ortiz, Walter Báez, Juan Carlos Minotto. Otra en San Martin de Mendoza jugando un Nacional B.
“Ese es mi hijo Cacho. ¿Ve que era bonito?” expresa, orgullosa, la “Mamina” de los Cabrera.
Con la venta de Jorge “Cacho” Cabrera, a fines de 1984, San Lorenzo construyó parte del frente del club.
“Cacho” Cabrera fue otro fruto enorme de exportación riojana al futbol mendocino. Desde el “Burro” Luna, a fines de los 60, hasta la venta “del Cacho”–en el 85-, más de 30.
“Yo lo dejo ir –le dijo al presidente de la “Lepra”- pero yo quiero que él estudie y tenga un título”.
“Cacho siempre tuvo eso de estudiar -agrega Silvia-. Yendo a un futbol más profesional, él siempre dijo “yo sé que esta carrera es corta”, por eso entro en la Universidad de Mendoza y se recibió de kinesiólogo”.
El más chico –inconstante y talentoso- es Roberto. El último en debutar en el club de la familia. Al poco tiempo levanto la Copa del Campeonato del 94. Entre la euforia del triunfo, Roberto alzo copa y ojos bien alto. Apuntaban al cielo.









