Casi en la última del partido, el 9 de Boca empujó a la red el 1-1. Luego, ante las cámaras, llegó la recriminación para el DT…
«¿Cómo estoy? Yo estoy bien. Son los boludos que siguen hablando boludeces». Darío Benedetto, de repente, explota. Acaba de hacer un gol que apaga el fuego de la Bombonera, que evita una dura derrota de Boca, que corta con su sequía de casi un mes, que lo vuelve a poner como salvador.
Sin embargo, no fuma la Pipa de la paz. Sale de la cancha con bronca, como si el VAR le hubiera anulado finalmente su grito, como si nada de lo citado anteriormente hubiera ocurrido. Y dispara.
El nueve no mezcla los temas, los separa. Pero a su vez, muestra esa incomodidad en la que se mueve por estas horas. Hay en esa respuesta una relación directa al plano personal, que es suyo, que es propio y que es ajeno a lo futbolístico. Sin embargo, en lo que al juego se refiere, hay otra declaración que lo evidencia disconforme en lo particular y en lo general, con señales de otros tiempos: la falta de juego para su juego.
«Más allá de que cuando no se generan situaciones de gol es difícil para los delanteros, necesitaba convertir”, dijo, en una crítica similar a la que en algún momento había expresado durante la era de Hugo Ibarra. Y esta vez no pasó inadvertida, porque provocó que hasta el propio Jorge Almirón hablara de esa situación en la conferencia, casi a modo de respuesta, incluso casi asumiendo la queja de su nueve.
«Como equipo tenemos que generar más situaciones, es algo para trabajar, se irá mejorando e iremos generando de manera más habitual. A veces armar equipos con muchachos que no juegan en esas posiciones… Él (por Pipa) está acostumbrado a jugar con extremo y esta vez le tocó jugar con chicos que no juegan en esas posiciones, pero tenemos que seguir evolucionando”, fue la reflexión del DT de Boca, que recogió el guante e intentó, de ese modo, surfear la queja del delantero.









