
Este 12 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Obesidad, una fecha impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la World Obesity Federation para visibilizar una problemática que afecta a más de 1.900 millones de personas en el mundo, de las cuales 650 millones padecen obesidad En Argentina, los índices también preocupan, especialmente en infancias y juventudes, donde el sobrepeso se ha vuelto una alerta silenciosa.
Pero más allá de los números, esta efeméride nos invita a revisar discursos, desarmar estigmas y construir entornos más saludables y amorosos. Porque la obesidad no es solo una cuestión médica: es también social, económica, emocional y cultural.
EDUCACIÓN, ACCESO Y TERNURA POLÍTICA
La obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial, que requiere abordajes integrales. No alcanza con señalar el plato o el cuerpo: necesitamos políticas públicas que garanticen acceso a alimentos nutritivos, espacios seguros para la actividad física, educación emocional y acompañamiento sin juicios.
Desde las radios comunitarias, desde las escuelas, desde los centros de salud barriales, podemos construir narrativas que abracen y acciones que transformen. Porque hablar de obesidad también es hablar de desigualdad, de marketing alimentario, de ritmos laborales que no permiten cocinar, de vínculos con el cuerpo que duelen.








