En uno de los duelos más importantes de la historia, Argentina se juega un lugar en la final de la Copa del Mundo.
La aventura de Los Pumas en la Copa del Mundo de Francia va transitando sus últimos capítulos, pero sin dudas son los pasos más importantes y emotivos.
No muchos imaginaban que los dirigidos por el australiano Michael Cheika iban a estar nuevamente tan cerca de una final, como ya sucedió en otras dos oportunidades en la historia.
Con una derrota que dolió en el debut, las cosas se fueron acomodando con el correr de los partidos, ganaron y despejando cualquier pronóstico que los dejan a tiro de igualar (o incluso superar) el recordado tercer puesto en el Mundial 2007, también en el país europeo.
Con unas semifinales marcadas por la hegemonía de los países del Hemisferio Sur, la parada que viene en el Stade de France, en el norteño suburbio parisino de Saint-Denis, será la más brava desde que empezó la cita mundialista, y aunque no pasen por su mejor momento, los All Blacks siempre serán los All Blacks. Con arbitraje de una persona que trae buenos recuerdos como lo es el australiano Angus Gardner, se definirá el primer lugar para la definición que completarán Inglaterra y Sudáfrica (juegan el sábado).
En el camino, Los Pumas, que lograron su mejor performance en Francia, pero en 2007 cuando fueron terceros, para esta edición cayeron con Inglaterra (27-10) y superaron a Samoa (19-10), Chile (59-5) y Japón (39-27) en la fase regular. Quedaron segundos del grupo. En cuartos, eliminaron a Gales (29-17). Por su parte, los kiwis también perdieron en el debut ante los locales (27-13) y luego vencieron a Namibia (71-3), Italia (96-17) y Uruguay (73-0), para entrar al top 8 y superar a un duro Irlanda (28-24) en la eliminatoria directa.