Este sábado 8 de noviembre, la Plaza se viste de colores, memoria y deseo colectivo. Desde las 18:00 hs, se convoca a toda la comunidad a participar de una nueva edición de la Marcha del Orgullo, un encuentro que este año se corre del calendario habitual de junio y julio, pero no de su potencia transformadora.
La jornada comenzará con una feria de artesanías protagonizada por 15 emprendedores y emprendedoras de la comunidad LGBTIQ+, quienes compartirán sus creaciones, historias y redes de afecto. A las 18:30 hs, se abrirá la radio en vivo, con entrevistas, recorridos por los stands y voces que celebran la diversidad, la memoria y la lucha cotidiana.
Entre carrozas confirmadas, brillos, cuerpos que bailan y pancartas que interpelan, la Marcha se prepara para ser una fiesta, pero también un espacio de reflexión. “Se avanzaron sólo en algunas cuestiones, que hay que sentarse a discutir y debatir”, expresó Fernando Castro, una de las voces que impulsa la organización. “La Marcha tiene un motivo más de festejo que de reclamo, pero no podemos dejar de preguntarnos: ¿qué le está pasando a la sociedad? ¿Por qué tanto odio? Todavía existe mucha homofobia”.
Este año, la logística también fue parte del debate. Se pensó en un transporte para quienes estarán muchas horas de pie —y en tacones—, pero al conocerse el motivo del evento, la propuesta fue rechazada. Un gesto que evidencia que aún hay barreras que duelen, pero también refuerzan la necesidad de seguir marchando.
“Estamos orgullosos de ser quienes somos y de los derechos que poseemos”, afirman desde la organización. Y esa afirmación no es solo consigna: es cuerpo, es abrazo, es memoria viva. Este sábado, la Plaza será escenario de una celebración que no olvida, que abraza la ambigüedad, que transforma el cansancio en brillo y la ternura en bandera.
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