Tarjeta Naranja, una de las empresas financieras más reconocidas del país y durante años ubicada entre los mejores lugares para trabajar, atraviesa un proceso de reducción de personal que comenzó a profundizarse tras la adquisición de Tarjeta Nevada en 2018.
En los últimos años, los cierres de sucursales y despidos se han vuelto cada vez más habituales. La compañía avanza hacia un modelo de atención más virtual, lo que implica una disminución paulatina del servicio presencial al cliente.
En este contexto, días atrás se confirmó el cierre de la sucursal ubicada en Tartagal, provincia de Salta, y el despido de más de 50 empleados. Según trascendió desde el propio personal afectado, solo un trabajador continuará en funciones, pero bajo la modalidad remota.
El 14 de noviembre, el edificio comenzó a ser desmantelado, marcando así el final de la presencia física de la firma en la ciudad.
Una de las trabajadoras despedidas —que llevaba 22 años dentro de la empresa— relató entre lágrimas el difícil momento que viven:
“Estoy destruida. De un día para el otro cierran, nos dejan una carta de despido a un mes de las fiestas, sin liquidarnos. Tenemos hijos, cuentas que pagar. Nuestro gremio no apareció.”
Mientras tanto, los empleados y sus familias continúan exigiendo respuestas concretas y la intervención de su representación gremial.
