UN CAMIÓN CON MONOS DE LABORATORIO VOLCÓ; EJEMPLAR CON POSIBLES VIRUS SIGUE LIBRE

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El escape de monos de laboratorio en Mississippi revela los riesgos éticos y biológicos detrás de la experimentación animal en pleno 2025.

Un camión que transportaba 21 monos Rhesus, volcó en una carretera de Mississippi, Estados Unidos, desatando una alerta biológica nacional.

Algunos medios aseguraron que los animales estaban infectados con COVID-19, hepatitis C y herpes, aunque más tarde se desmintió.

Más allá del miedo, el accidente dejó al descubierto una realidad incómoda: seguimos usando animales en experimentos científicos como si no existieran alternativas más éticas.

Aunque parezca cosa del pasado, la experimentación con animales sigue siendo común en 2025. Solo en Estados Unidos, más de 60,000 monos son usados cada año en laboratorios biomédicos para probar vacunas, fármacos o estudiar el comportamiento humano. Los macacos rhesus, como los del accidente, son elegidos por su similitud genética con las personas, pero su destino suele ser el sufrimiento: confinamiento, estrés y procedimientos invasivos en nombre de la ciencia.

El vehículo siniestrado viajaba por la Interestatal 59 cuando perdió el control. De los 21 monos transportados, 15 fueron rescatados, cinco sacrificados “por seguridad biológica” y uno logró escapar, desatando el pánico. El sheriff del condado pidió a la gente no acercarse, advirtiendo que los animales eran agresivos y podrían portar virus.

La noticia se viralizó en cuestión de horas: “monos infectados sueltos en Mississippi”. Pero la Universidad de Tulane, involucrada indirectamente, aclaró que los ejemplares no estaban enfermos y pertenecían a otra entidad científica. El daño ya estaba hecho: el miedo biológico se mezcló con la indignación ética. ¿Cómo es posible que en 2025 sigamos moviendo animales de laboratorio en camiones como si fueran mercancía?

Mientras las autoridades declaraban “controlada” la situación, un mono sigue prófugo. Hasta ahora, no se ha confirmado su captura ni su estado. Equipos especializados recorren los bosques y zonas rurales de Jasper County con cámaras térmicas, pero sin resultados.

Ese último ejemplar se convirtió en algo más que una alerta sanitaria: es un símbolo de resistencia involuntaria. Un animal criado entre jaulas, usado para experimentos, que ahora sobrevive solo en un entorno que le fue negado. Su historia refleja lo que muchos prefieren ignorar: incluso dentro de los laboratorios, la vida sigue buscando escapar.

Con los avances actuales (desde órganos en chips hasta modelos con inteligencia artificial), muchas pruebas ya podrían hacerse sin animales. Aun así, la dependencia de los laboratorios sigue siendo enorme. El argumento oficial es que “aún no hay sustitutos perfectos”, pero la verdad es que cambiar cuesta dinero y voluntad.

Empresas como Pfizer y Moderna ya han reducido sus pruebas en animales gracias a tecnologías que replican tejidos humanos con precisión. Sin embargo, gran parte del sector biomédico continúa atrapado en prácticas de otra era. Lo ocurrido en Mississippi no fue un accidente aislado, sino un síntoma: una ciencia que avanza sin cuestionarse lo suficiente.

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