Desde fines de septiembre, vecinos del Barrio Antártida 1 – Islas Orcadas, frente a la plaza Américo Tesorieri, vienen observando una situación que duele y preocupa: un perro fue abandonado tras la mudanza de sus dueños y permanece solo, sin agua ni comida, sobreviviendo entre la basura.
La escena se repite cada día, y con la llegada del calor, el riesgo para su salud se agrava. Quienes viven en la zona intentan asistirlo como pueden, pero necesitan apoyo para garantizarle una vida digna.
“Yo no puedo tenerlo porque ya tengo tres perros, pero necesito ayuda para darle una mejor vida”, expresó una vecina que lo alimenta cuando puede.
Este caso no es aislado. Nos interpela como comunidad y nos invita a reflexionar sobre el compromiso que asumimos al adoptar un animal. El abandono no es una opción: es una forma de maltrato que deja huellas profundas.
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